sábado, 6 de diciembre de 2014

Podemos y la democracia deliberativa

Uno, que es propenso a tomar la palabra y a votar en cada ocasión que se presente, ha tenido, desde su posición de observador político, la oportunidad de participar en los últimos tiempos en la elección de candidaturas internas de un par de organizaciones. Tal escenario era inimaginable hace sólo un lustro.  La eclosión del sistema de primarias tanto para militantes como su ampliación a la ciudadanía en general ha afectado a todos los partidos situados, por decirlo con una metáfora espacial, en el centro-izquierda y a los que prefieren considerarse transversales, como Podemos. Por otro lado, los nuevos aires de la política española han introducido en el vocabulario político conceptos como democracia deliberativa que solían permanecer enclaustrados en las publicaciones de los filósofos políticos.

A este respecto, mucho se hablado de la democratización que comporta el sistema de primarias, con un entusiasmo que ha alcanzado su clímax en las fechas previas a la elección de candidatos en el partido de turno. No es menos cierto también que los defectos que se han señalado no han gozado de la misma repercusión. Comparado con el sistema de elección de candidatos del Partido Popular, por dar un ejemplo, el de Izquierda Abierta para las Europeas o, hace pocas fechas, el de Podemos dan la impresión de ser el clímax de la democracia y del pluralismo político. Sin embargo, no todo es como aparece a primera vista. Hablemos, por ejemplo, del caso de este último (ya) partido. Tras estos meses en que esta organización ha sido omnipresente en los medios de comunicación (desde su lanzadera mediática en Público, pasando por otros medios más o menos afines hasta los que los rechazan de plano), me gustaría compartir con Vds. algunas de mis reflexiones:



Elegidos para la gloria.

a) En primer lugar, mucho se habla de la calidad de los líderes y de los programas, pero me gustaría resaltar la importancia de la calidad de los votantes. Calidad intelectual y política, se entiende. Con esto me refiero no sólo a la necesidad de cierta formación en el arte de razonar y argumentar, que quizá no ha estado a disposición de todos los ciudadanos con inquietudes políticas, sino, sobre todo, a una disposición crítica, que hay que cultivar. Dicha disposición no viene, contra lo que pudiera pensarse, dada de modo natural. Votar programas o candidaturas en bloque como hicieron muchos votantes en el congreso fundacional como partido de Podemos parece contradecir, precisamente, esa cualidad crítica, por no hablar de la desvirtuación del principio de listas abiertas. Pudiendo votar individualmente a cada uno de los 62 miembros del Consejo Ciudadano y de los 10 de la Comisión de Garantías, los inscritos en Podemos premiaron al equipo de Pablo Iglesias  con una media del 88'6% de los votos.



¡Yo no quería un portavoz, sino tres!

b) En relación con el punto anterior, a nadie se le escapa que, ante una inflación de candidatos y programas, el votante se inclina por lo conocido, que también es lo que le ahorra esfuerzo cognitivo y tiempo. Más allá del carisma, la valía intelectual y la intrepidez en los debates, la dimensión mediática de Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa (en orden decreciente), etc., aseguró su triunfo sin posible contestación. Hasta qué punto, entonces, se trató más de un plebiscito, de una ratificación del programa y de los miembros del equipo del líder, que de una verdadera contienda electoral es una cuestión que no debería soslayarse. En la anterior votación masiva, en la que se debatió acerca de la estructura de la organización, sus contendientes más mediáticos, agrupados en el sector de Pablo Echenique y  Teresa Rodríguez, entre otros, apenas alcanzaron el 19% de los votos. La conclusión que salta a la vista es que no todos los candidatos en unas primarias o en una elección con listas abiertas parten en igualdad de condiciones, situación que se agrava si hay multiplicidad de candidaturas y no se crean mecanismos para compensar de algún modo tal disparidad en el conocimiento de los votantes. Da la impresión, tal y como se  han realizado las votaciones hasta ahora en Podemos, que toda la parafernalia de participación ciudadana estaba diseñada y conducida para que condujera a la aclamación del esquema de organización política y de su dirección. En resumen, no había otra incógnita que saber con cuánto margen ganaría el equipo de Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero. 



Algunas podemos menos que otros.

Como contrapunto, y a modo de ejemplo, en las primarias con participación ciudadana de Izquierda Abierta a las Elecciones Europeas se presentaron seis candidatos, cada uno de los cuales tenía derecho a mostrar un vídeo de presentación de la candidatura y otro de conclusión al final del período electoral. Además, se organizaron al menos dos debates entre los candidatos. De este modo, tanto los militantes y simpatizantes como los ciudadanos de a pie  pudieron informarse de las propuestas de los candidatos y votar con algo de conocimiento. Por otro lado, tenemos las diversas primarias regionales del PSOE, en las que bien, como en Madrid, sólo votaba la militancia y en la cual para proponer una candidatura se necesitaba una cantidad casi imposible de avales o bien, como en Canarias, donde la ciudadanía podía votar previo pago de 2 euros y la firma de un compromiso con la ideología socialdemócrata, las familias del partido en mayor o menor grado acarrearon inscritos hacia su candidato: se demostró la trampa cuando la dirección nacional descubrió que  se había pagado con unas pocas tarjetas de crédito la inscripción de miles de ciudadanos. Se anuló, al parecer, cerca del 40% del censo, lo que no fue óbice para que la candidata con mayor porcentaje de sospechosos ganara las primarias.


c) Se podría pensar que tácticamente era necesario todo lo anterior para que un proyecto político que es, sin duda, loable e ilusionante en sus fines, adquiriese la forma, estructura y dirección óptimas, tal y como estaban consideradas por los fundadores del proyecto. Sin embargo, tal ejecución no deja de suscitar sospechas a todos aquellos que, como yo, se sintieron atraídos por los cantos políticos a la participación ciudadana, al debate y a alguna forma de democracia deliberativa. Visto lo visto, tanto la participación ciudadana como el debate son procedimientos pastoreados con el fin de alcanzar los resultados apetecidos. Se obtiene así una forma de legitimidad viciada que puede blandirse, quizá, en un debate de cadena de TV generalista, pero que no resiste un análisis en términos democrático-deliberativos pues la dimensión isegórica y la epistémica han sido reducidas a su mínima expresión.



Cuando éramos tan pobres y tan felices.

d) Da la impresión de que los doctores en Ciencia Política se han cambiado a otro plan de posgrado y se han matriculado en un máster de Praxis Política. Nada que objetar, salvo que ese vocabulario que habían logrado imponer en el debate político en el último año (uno de sus éxitos) adquiere ahora un sentido diferente, bastante decepcionante, por cierto. Los críticos con la actual dirección ya han sido orillados, sus propuestas desechadas por el peso de los votos, y todos aquellos programas y candidatos de los demás círculos que se presentaron en las últimas votaciones, condenados al olvido, una vez apagado el brillo númerico de su testimonio de pluralidad. Tanto ceremonial participativo parece haber servido, de momento, sólo de propaganda hacia adentro y hacia afuera. Si, al final, todo se reduce a confiar en los líderes del partido, por encima de las contingencias del presente, pase lo que pase, digan lo que digan, y aun concediéndoles la posibilidad de que sean capaces de inaugurar una nueva etapa de democracia y prosperidad en España, lo cierto es que no hacían tantas alforjas para tan corto viaje deliberativo.


5 comentarios:

  1. Jomis isegórico viene de Isocracía, que es el gobierno de los iguales, una forma de gobierno en el cual todos los ciudadanos poseen poderes políticos equivalentes.

    Solo comentar una cosa que creo que tambien hay que tener en cuenta, aunque suene duro esto que voy a escribir Echenique no habría ganado debido a su discapacidad física. A nadie le gustaría tener un presidente del gobierno con discapacidad, es como si nos hiciera mas débil ante los demas paises.

    Es mas, él mismo lo sabía y llegó a declarar en televisión que si su proyecto resultaba ganador le gustaría que su lider fuera Pablo Iglésias.

    Asi que no estoy del todo de acuerdo con lo que dices de que ganaron porque eran los mas mediáticos, aunque hubieran tenido la misma repercusión en los medios, pienso que por el hecho de sufrír el candidato Echenique una discapacidad el equipo comandado por Iglésias habría ganado igual.

    Vivimos en una sociedad muy hipócrita todo el mundo valora lo que hace esa gente, pero nadie los trata por igual.

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  2. Táctica. Los fines justificando los medios.

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  3. Se empieza haciendo primarias y se acaba cantando La Estaca

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  4. Pablo Iglesias: "Los revolucionarios no se definen por las camisetas que llevan, no se definen por convertir los instrumentos teóricos en religión. La obligación de un revolucionario no es hacerse fotos con la hoz y el martillo, la obligación de un revolucionario es vencer " […].

    La democracia deliberativa es un mal instrumento teórico para la revolución. He leído que, mejor o peor, se aplica en algunos cantones suizos muy plácidos y ensimismados.

    Al mesías de Podemos le importa un rábano la democracia deliberativa. La deliberación entorpece la acumulación de poder, y él lo necesita todo para su proyecto.

    Iglesias, Monedero y el resto de la nomenclatura no creen en la democracia. Creen en Lenin, que reclamó "todo el poder para los sóviets". Ellos los llaman "círculos".

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