Estimados lectores, como el primero de mis buenos propósitos, les escribo a continuación la lista de los 10 mejores libros que recuerdo haber leído este año. No están en orden de importancia: simplemente son los que me han ido viniendo a la memoria. Espero que, si se animan, tras su lectura no aspiren a resolver las complejidades de la política sólo a base de podcasts o de debates televisivos. Los libros cuestan dinero, pero no muerden.
-Challenging Codes.Collective Action in the Information Age, de Alberto Melucci.
No es un libro seminal, ni el más citado, pero si quieren saber algo sobre movimientos sociales, éste es uno de los libros que hay que leer. Es ameno, profundo y presenta una extensísima bibliografía. Después no se quejen si la visión que les da la tele sobre revueltas y desórdenes públicos la encuentran un poco distorsionada cuando ponen un pie en la calle.
-El PCE y el PSOE en (la) transición, de Juan Andrade Blanco.
Para saber más de las miserias (muchas) y grandezas (pocas) de estos partidos durante la modélica Transición. Este libro no les hará morir de aburrimiento: les sorprenderá (parece imposible) la tortuosidad y la doblez del comportamiento de los políticos. Y eso que creían saber mucho viendo los telediarios.
-En deuda. Una historia alternativa de la economía, de David Graeber.
Un sorprendente recorrido histórico de los (posibles) orígenes de la deuda desde los grandes imperios agrarios (de Babilonia en adelante) pasando por la Conquista/Descubrimiento de América hasta llegar a la actualidad. Como dirían en los suplementos de cultura, "imprescindible".
-CeroCeroCero, de Roberto Saviano.
Después de leer este libro, uno se siente obligado a no consumir ni mucho menos comerciar con sustancias estupefacientes ilegales. Pero no tanto por razones médicas o legales, que también, sino por todas las barbaridades (y Saviano cuenta muchas) que se cometen por las riquezas multimillonarias que generan. Tremendo, no: lo siguiente.
-Constructing the Political Spectacle, de Murray Edelman.
No es un libro nuevo (1988), pero es bibliografía básica para comprender cómo se construye la opinión pública política en los medios. Hay traducción al español, para que no haya excusa. Si pretenden saberlo todo de política viendo debates electorales o siguiendo a líderes de opinión, este no es su libro: dañaría su ego.
-Sociofobia, de César Renduelles.
Un jarro de ácido sobre las cabezas de los ciberutópicos y de todos aquellos que piensan que Internet es la solución a los problemas de la democracia participativa. Renduelles traza, por el contrario, un paralelismo entre las formas de colaboración en la Red: copyleft, crowdsourcing, mente colmena, etc., con las prácticas del neoliberalismo. Es un buen complemento (por lo opuesto) o antídoto al libro de Víctor Sampedro El cuarto poder en red, mucho más entusiasta con las posibilidades democratizadoras de Internet.
-Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva, de R. Wilkinson y K. Pickett.
Que la desigualdad deje de ser un concepto vacío que se blande con bravura en las discusiones de barra de bar y se convierta en otro útil para explicar muchas de las patologías sociales puede conseguirse con la lectura de este libro. Sencillo en la forma y complejo en sus implicaciones, Desigualdad tiene su hueco en la estantería para los que quieran ejercer de cuñao comprometido.
-Olygarchy, de Jeffrey Winters.
Este libro es importante porque nos recuerda (ay, Aristóteles) lo que quizá nunca deberíamos haber olvidado: la lucha social de fondo es la de los ricos contra todos los demás. No está en español, pero así es la vida de caprichosa.
-The Origins of Capitalism and "the rise of the West", de E. H. Mielants.
El título explica bien el contenido, pero no que su lectura es de lo más interesante. Otro libro clave para entender cómo es que el mundo es lo que es. La tesis del autor sobre cómo las ciudades-estado italianas primero, y los Países Bajos y el resto de países europeos después dominaron comercialmente el mundo resulta sugestiva.
-Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en perspectiva histórica, de Ha-Joon Chang.
No tiene nada que ver con Wittgenstein, así que no corran, malditos. Este economista surcoreano nos explica sin tapujos el porqué de la insistencia de los países más poderosos en acabar con el proteccionismo y las barreras aduaneras de los demás. Un recorrido histórico sobre la supremacía económica. Sencillo, interesante y demoledor. No hace falta haber estudiado Económicas, ni mucho menos, para comprenderlo. Es una obra muy citada en tertulias radiofónicas de izquierda, por lo que siempre viene bien para apabullar al neoliberal de turno.